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El Chantaje Emocional

El Chantaje Emocional

Exploraremos la psiquis de un chantajista. No todos tienen el mismo estilo o los mismos rasgos caracterológicos: algunos son pasivos; otros, bastante agresivos; algunos son directos y otros sumamente sutiles; algunos nos dicen con mucha claridad cuáles serán las consecuencias si los contrariamos, y otros, por fin, enfatizan cuánto los estamos haciendo sufrir.
Pero más allá de cuántas diferencias puedan aparecer a primera vista, todos ellos tienen grandes rasgos en común, características que alimentan su conducta manipuladora. Veremos cómo estos chantajistas utilizan el miedo, la obligación y la culpa, además de otras armas, y comprenderemos qué los impulsa a actuar de la manera en que lo hacen.
El miedo - el miedo a las pérdidas, el temor al cambio y al rechazo, el miedo a la pérdida del poder- es el terreno común en que se mueven todas las personas que se convierten en chantajistas. En algunos casos, esos miedos radican en una larga historia de sentimientos de angustia e ineptitud. En otros, podrán ser la respuesta a incertidumbres y estrés más recientes, que han socavado su autoestima y sus sentimientos de competencia y seguridad. El potencial para convertirse en chantajista aumenta en forma súbita a medida que los miedos se acumulan en la vida de esa persona. Verán con cuanta facilidad ciertos hechos desencadenantes, como el rechazo sentimental por parte de otra persona, la pérdida de un trabajo, un divorcio, el retiro de la vida laboral o una enfermedad pueden convertir en chantajista a alguien de nuestro entorno inmediato.

El precio que pagamos cuando cedemos reiteradamente al chantaje emocional es enorme. Los comentarios y actitudes del chantajista nos hacen sentir desequilibrados, avergonzados y culpables. Sabemos que tenemos que modificar la situación y, reiteradamente, nos prometemos que lo haremos, sólo para encontrarnos, una y otra vez, burlados y manipulados, como que hemos caído de nuevo en una emboscada. Comenzamos a dudar de nuestra capacidad de mantener las promesas que nos hacemos y perdemos la confianza en nuestra eficiencia. Nuestra autoestima se va erosionando. Y lo peor de todo es ,quizás, que cada vez que nos rendimos al chantaje emocional, perdemos contacto con nuestra propia integridad, esa brújula interior que nos ayuda a determinar cuáles deberían ser nuestros valores y nuestra conducta. A pesar de que el chantaje emocional no es un abuso psicofísico violento, no hay que caer en la tentación de suponer que el precio que se paga no es muy elevado. Cuando convivimos con él, el chantaje emocional nos carcome y se expande hasta dañar en lo más hondo nuestras relaciones más importantes y nuestra propia autoestima.

 

 Véase un ejemplo práctico:(no he querido diferenciar los sexos)

LOS SEIS SÍNTOMAS DEL CHANTAJE EMOCIONAL

1. EXIGENCIA:
Jim quiere algo de Jam. Sugiere que, dado que la relación entre ambos es tan estrecha y que comparten gran parte del día, lo más lógico sería irse a vivir juntos. "Prácticamente ya estoy viviendo en tu casa- le dice Jim a Jam-. Lo único que nos falta es oficializar esta situación". Agrega que, dado que el departamento de Jam es muy amplio y que, de todos modos, la mitad de sus pertenencias ya están allí, la transición sería muy simple.
Hay ocasiones en que los chantajistas no expresan con tanta claridad o que quieren, sino que tratan de que el otro lo adivine. Jim, por ejemplo, habría podido plantear su deseo en forma indirecta: mostrar resentimiento como en el casamiento de un amigo y decir, después de haberle preguntado a Jam, con insistencia, qué le pasaba: "Quisiera poder compartir más tiempo contigo; a veces me siento tanta soledad...", para agregar, finalmente expresa, que le gustaría irse a vivir juntos.
A primera vista, la sugerencia de Jim parece nacida de un profundo amor y no tiene las connotaciones de una demanda. Pero pronto resulta evidente que está decidido a obtener lo que quiere y que no piensa discutir el tema o cambiar de idea.

2. RESISTENCIA: A Jam, la idea de que Jim se mude a su casa le molesta, y expresa ese sentimiento diciéndole que no están preparados para ese cambio fundamental en la relación. Le quiere mucho, pero, por ahora, quisiera que tuviese su propia vivienda.
Si Jam fuera una persona menos franca y directa, su oposición podría llegar a expresarse de otra manera. Quizás se distanciara de Jim, mostrándose menos afectuoso, o diciéndole que ha decidido pintar su departamento y que  tendrá que llevarse sus cosas hasta que haya terminado con los trabajos. Por el contrario, expresa su resistencia sin ambigüedades y el mensaje queda clara. La respuesta es "no".

3. PRESIÓN: Cuando Jim se da cuenta de que Jam no reacciona como Jim quiere, no hace el menor esfuerzo por entender sus sentimientos sino que, por el contrario, le presiona para que cambie de idea. Al principio actúa como si estuviera dispuesto a discutir el tema, pero esa discusión se convierte en un monólogo que tiene el tono de un sermón. Transforma la afirmación de Jam en una exposición de fallas  y plantea sus propios deseos y exigencias como algo sumamente positivo. "Solo quiero lo mejor para los dos. Quiero darte más cosas. Cuando dos personas se aman, deberían desear compartir su vida cotidiana. ¿O es que no quieres compartir tu vida conmigo? Si no fueras uan persona tan egocéntrica, podrías abrirte más a las cosas buenas de la vida".
De inmediato pasa a una actitud más seductora y pregunta: "¡Es que ya no me amas lo suficiente como para tenerme siempre a tu lado?. Otro chantajista podría incrementar la presión insistiendo con vehemencia en que, al vivir juntos, el vínculo entre ambos se estrechará y la relación mejorará aún. Sea cual fuere el estilo utilizado, la presión termina por aparecer, por más que se la disfrace con expresiones benévolas tales como, por ejemplo, las de Jim al manifestar cuánto le duele la renuencia de Jam.

4. AMENAZAS: Al ver que sus deseos chocan contra una pared, Jim hace saber a  Jam que, si no cede a su pedido, sufrirá las consecuencias de su negativa. El chantajista puede amenazar con causar dolor o desdicha. Podrá decirnos cuánto lo estamos haciendo sufrir. Podrá tratar de conquistarnos con promesas relativas a todo lo que nos dará o cuánto nos amará si hacemos lo que nos pide. Jim presiona a  Jam con amenazas veladas: "Si no eres capaz de asumir este tipo de compromiso, después de todo lo que compartimos y significamos el uno para el otro, quizás sea mejor que empecemos a tratar de conocer a otra gente". No amenaza directamente con romper la relación, pero a Jam le resulta imposible ignorar lo que sus palabras implican.

5.OBEDIENCIA: Jam no quiere perder a Jim y se pregunta en silencio, que tal vez sea un error de su parte decirle que no quiere que vaya a vivir juntos, a pesar de que la idea de una convivencia le sigue resultando incómoda. Ha analizado sus reparos de disuadirle. Algunos meses más tarde,Jam depone su resistencia y Jim se muda a su casa.

6. REITERACIÓN: Al triunfo de Jim sigue un período de paz y serenidad. Ahora que ha conseguido lo que quería, aflija la presión y la relación parece estabilizarse. Jam se incomoda con la situación generada, pero también siente una gran alivio al haberse librado de la presión y recuperado el amor y la aprobación de Jim. Éste, por su parte, ha comprobado que presionar a Jam y hacer que  se sienta culpable es una receta infalible para obtener lo que se le ocurra. Y Jam se ha dado cuenta de que la forma más rápida de cortar con la tácticas de presión de Jim es ceder a sus deseos. De esta manera, ha quedado establecida la base para un esquema reiterativo de exigencias, presiones y capitulaciones.

Estas seis características constituyen el núcleo del síndrome del chantaje emocional.

6 comentarios

Sera -

Creo que existe el chantaje involuntario. Llorar por un objetivo que no consigues por ejemplo, en realidad puede ser la manifestación involuntaria del chantaje sin que el chantajista se percate de ello.

Besazo

jelen -

Sera ,estoy muy de acuerdo sobre tus reflexiones del artículo,aunque discierno contigo en el punto de las intenciones del chantajista ya que un alto porcentaje de nuestros chantajes son voluntarios,ya que estan relacionados con la intención de lograr algo que deseamos para nuestro propio egoismo.Un besazo

sera -

Muy bueno, todos hemos sufrido y realizado alguno de los puntos. Aunque dudo que sean intencionados. Creo que al final le puede salir el tiro por la culata al chantajista
bso

Jelen -

Gracias por tus comentarios y eso que te reias cuando me veias ojeando los libros en la biblio.Besos

Anónimo -

El Chantaje esta claro que lo sufrimos y lo hacemos todos nosotros,me gusta tus reflexiones.Saludos

Sheila -

Felicidad de verdad,veo que los libros de psicología práctica que has leido en la carrera te han ayudado mucho,el caso práctico es la repera.Besotes